De exemplu: vine cineva cu un cazier judiciar si solicita traducere legalizata. Costul traducerii este 12 lei (probabil cel mai mic pret practicat in Bucuresti de catre un birou de traduceri) iar costul legalizarii este 37.2 lei. Se ajunge la un pret total de 49.2 lei si uneori clientul zice: "50 de lei pentru cateva randuri? Nu imi faceti o reducere?" Evident nici o reducere, mai mult de trei sferturi din bani merg la notar, nu ii incasam noi.
Hector
sâmbătă, 5 ianuarie 2013
Traduceri ieftine
O parte dintre clientii nostri care solicita o traducere legalizata nu cunosc exact sau nu inteleg procedura pe care o urmeaza actul lor. Traducatorul realizeaza traducerea actului apoi pentru legalizare se merge la un birou notarial. Practic pentru un document se realizeaza doua servicii diferite, facturate de catre doua persoane juridice diferite: traducator si notar. Pretul final este alcatuit din pret traducere plus pret legalizare. Evident pe client il intereseaza pretul final pe care trebuie sa il plateasca nu si din ce e alcatuit.
De exemplu: vine cineva cu un cazier judiciar si solicita traducere legalizata. Costul traducerii este 12 lei (probabil cel mai mic pret practicat in Bucuresti de catre un birou de traduceri) iar costul legalizarii este 37.2 lei. Se ajunge la un pret total de 49.2 lei si uneori clientul zice: "50 de lei pentru cateva randuri? Nu imi faceti o reducere?" Evident nici o reducere, mai mult de trei sferturi din bani merg la notar, nu ii incasam noi.
De exemplu: vine cineva cu un cazier judiciar si solicita traducere legalizata. Costul traducerii este 12 lei (probabil cel mai mic pret practicat in Bucuresti de catre un birou de traduceri) iar costul legalizarii este 37.2 lei. Se ajunge la un pret total de 49.2 lei si uneori clientul zice: "50 de lei pentru cateva randuri? Nu imi faceti o reducere?" Evident nici o reducere, mai mult de trei sferturi din bani merg la notar, nu ii incasam noi.
Curiosamente esas dos películas
Podemos completar esta segunda sesión gatuna con otras películas como Un gato del FBI (That darn cat, mejor la versión de 1965 que el insoportable remake de 1997, con Christina Rizos); El gato que vino del espacio (The cat from outer space, 1978), un subproducto de la Disney de corte similar al anterior; El gato conoce al asesino (The late show, 1977); la estupenda El gato (Le chat, 1971), basada en la novela de Georges Simenon; o la ochentera y aburrida producción patria Todos me llaman “Gato” (1980).
Sesión 3. La mujer pantera (Cat people, 1942) y El hombre leopardo (The leopard man, 1943).
Esta sesión se ver rapidita, porque los dos films son de aquellos de la serie B que producía en la década de los 40 la RKO y que estaban diseñados para ser proyectados, precisamente, en sesiones dobles. Por eso el primero dura 72 minutos y el segundo 66.
Y curiosamente esas dos películas se consideran hoy en día filmes de culto de uno de los directores más valorados de su tiempo, Jacques Tourneur, responsable también de maravillas como La noche del demonio, Yo anduve con un zombie, Berlín Exprés o Retorno al pasado.
La mujer pantera (Cat people, 1942) es una película de terror que crea una de las atmósferas más logradas que se han conseguido nunca en la historia del cine, con una fotografía excelente. Contó con una segunda parte (El regreso de la mujer pantera, 1944) y un aburrido remake (El beso de la mujer pantera) de 1982 dirigido por Paul Schrader y protagonizado por Natassja Kinski.
A la vista del taquillazo que supuso La mujer pantera, Tourneur intentó repetir éxito con El hombre leopardo, con un argumento muy similar a aquella pero trasladando la acción a México y cambiando de felino. Imprescindibles ambas.
La peli es mala de solemnidad
La chica del gato (1964) es una película basada en la comedia homónima de Carlos Arniches (el papá del arquitecto del mismo nombre), protagonizada por Gracita Morales. Cuesta horrores encontrarla (legalmente) y yo me hice con ella gracias a uno de esos periódicos de tendencia ultraconservadora que, a falta de otra cosa, regalan películas castizas los fines de semana.
La peli es mala de solemnidad, y encima está cargada de moralina. Gracita es una pobre huerfanita que se ve obligada a delinquir por imperativo familiar. Como ella no está del todo de acuerdo con la forma de obtener ingresos de su familia (pura ficción), decide emanciparse y abandona el hogar familiar llevándose consigo a un gato y a un jilguero. Y como Gracita/Guadalupe es tan buena y tan honesta, Dios la recompensa y conoce a una familia riquísima que le ofrece un futuro prometedor. Eso es todo.
Basta decir que su director (Clemente Pamplona) no volvió a rodar nada tras su ópera prima. El guión era de su hermano.
Hoy toca CineAbsurda edición Navidad
Abrimos hoy una nueva entrega de nuestro queridísimo cineforum dando respuesta a la pregunta planteada al cerrar la anterior edición y que abre la presente, y que como recordarán era:
¿Qué tienen en común Simba y Elizabeth Taylor?
Aunque sus respuestas fueron muchas y muy certeras, tengo que decir que nadie acertó. Y aunque más bien se me fueron por los cerros de Úbeda, la cosa era tan simple como que lo que tienen en común ambos insignes personajes es que Simba es El rey León y Elizabeth Taylor es La gata sobre el tejado de zinc (caliente). Solo eso.
Y como ustedes son más listos que el hambre, ya habrán deducido que la presente edición de Cineabsurda está dedicada a los
FELINOS
Las películas que componen el presente ciclo han sido rigurosamente seleccionadas por nuestro comité de eruditos, organizadas por categorías y agrupadas en las siguientes sesiones dobles:
Sesión 1. Los ojos del gato (Cat’s eye, 1985) y Satanás (The black cat, 1934)
Lógicamente, hay muchísimas películas que contienen la palabra “gato” en su título, por eso los gatos merecen dos sesiones dentro de nuestro ciclo. La primera de ella está dedicada a la infinidad de películas de terror que, curiosamente, contienen el término.
Los ojos del gato es una de esas pelis que tanto se estilaron en la década de los ochenta y que se componían de relatos cortos (véase Creepshow o Cuentos asombrosos). Lo peculiar de esta cinta es que los tres relatos están basados en cuentos de Stephen King, el guión también es suyo y tienen por hilo conductor un gato. Los cuentos son bastante petardos, la verdad, y el tercero de ellos (“El general”), protagonizado por Drew Barrymore, roza el esperpento. Muy recomendable por todo ello.
Satanás en España, y The black cat en el resto del mundo, es un clásico de la Universal de 1934, que reunió por primera vez a Boris Karloff y Bela Lugosi.
A pesar de que la publicidad decía que estaba inspirada en el cuento de Edgar Allan Poe, no tiene nada que ver con el mismo: una pareja se va de viaje de luna de miel a Hungría y, por gilipollas, acaban encerrados en una apartada mansión escriturada a nombre de Bela Lugosi. Lo mejor de la película es la casa del Barón, de portada de revista de decoración y muy_muy_muy moderna para su época.
Hay más gatos negros en la historia del cine: El gato negro de la Master Horror (2003), que adapta más fielmente la historia original de Poe; El gato negro (1981) de Lucio Fulci; o El gato negro (1941) de Albert S. Rogell (esta última es otra divertidísima historia de la Universal que tampoco tiene nada qué ver con el relato de Poe).
Y más gatos en el cine de terror: la magnífica El gato de las nueve colas (1971), de Dario Argento; la imprescindible El gato y el canario (1939, con un inefable remake de 1978); Un gato en el cerebro, de Lucio Fulci (1990); y la cutrísima y divertidísima El gato infernal, otra película de cuentos de 1990.
Sesión 2. Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre (Angus, Thongs and Perfect Snogging, 2008) y La chica del gato (1964)
La segunda de las sesiones de nuestro ciclo estará dedicada a aquellas películas de gatos que no se enmarcan dentro del género del terror, y en las que aparece, como común denominador, un gato y una chica.
Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre (2008) es una película bastante chusca de la directora de Quiero ser como Beckham que originalmente se titula “Angus, tangas y besos pegajosos”, y está basada en cuatro novelas para adolescentes de la escritora Louise Rennison, que ha publicado una serie de 8 novelas sobre el mismo personaje. Básicamente cuenta la historia de una niña, Georgia Nicolson, que quiere dos cosas: echarse novio y celebrar una gran fiesta por su quince cumpleaños. Una película para no pensar en exceso, pero que no es tan ridícula como pudiera parecer en principio.
Decía mi madre que un tonto hace un ciento.
Este fin de semana ha venido a visitarme jotaele con un amigo. Queríamos ver la Degustación de Titus Andrónicus (que nos encantó en su montaje burgense_lleno_a_reventar) y luego salimos a tomar unas copas. Jotaele es un tipo muy 2.0. Quiero decir que está apuntado a cientos de redes sociales (algunas de lo más absurdo) y se pasa el día subiendo fotos, chequeando puestos y haciendo no sé qué gilipolladas más con el iphone continuamente. Sin embargo, jotaele tampoco se lo toma en serio. Es un tío listo y sabe que, en realidad, los social media, como dicen las modernas, cada uno se las toma como quiere, y él se lo toma todo (o casi todo) en la vida a risa.
En lo que a mí respecta, las redes sociales me dan bastante de comer, y por eso me las tomo como algo profesional y, la verdad, en mi tiempo libre no las uso demasiado. De hecho, todos mis perfiles son profesionales y no tengo intención de crear perfiles paralelos, me da pereza. (Sí, sí, pereza. Es hora de reivindicar la pereza en esta sociedad de mierda que estamos creando).
El caso es que jotaele se trajo a un muchacho que había conocido en un curso, al que llamaremos Rufián. Y Rufián, que me cargó, se ha merecido este
Decálogo de normas del perfecto gilipollas 2.0:
1.º Salir de copas con el IPhone 4 es un coñazo. Es un artefacto demasiado grande, pesa demasiado y tenerlo de la mano todo el rato es una pedantería y un innecesario símbolo de ostentación. La gente más chic, hoy en día, no saca el móvil cuando va de marcha. Aunque si eres un desesperado de la vida, mejor sácalo, porque a última hora de la noche suele haber mucha borracha pululando por el Grindr.
2.º Si en un bar no hay wifi y no coges 3G no seas petarda y ni si te ocurra salir a la puerta del local para pillar red. Te pueden confudir con un apestado-fumador y eso no está de moda. Por favor.
3.º El hecho de gestionar un par de pages en Facebook de negocios locales (entre ellos un bar de ambiente) y un par de cuentas del Twitter de similar naturaleza no te convierte en un Community Manager. Créeme, chaval, que conozco a unos cuantos. Lo que pasa es que a todos no nos gusta alardear de amistades.
4.º El hecho de haber hecho un curso de dos semanas en la universidad privada de Gloria Fuertes sobre redes sociales tampoco te convierte en un Community Manager. Más bien, lo que te convierte, es en un panoli al que han sacado la pasta. Los mejores CM que conozco, los mejor pagados y aquellos que buscan las empresas (también he participado en procedimientos de selección, chaval) provienen de titulaciones superiores y, curiosamente, de las más clásicas (sociología, derecho, psicología y filología, por lo común en ese orden). Y a eso, si quieres, le sumas el curso de la Universidad Gloria Fuertes.
5.º Que tengas doscientos followers en Twitter no te convierte en ningún evangelizador, ni quiere decir que tu opinión importe. Yo sigo a mucha gente con la única intención de reírme (sí, sí, la gente es cruel).
6.º En efecto, las redes sociales son el futuro. Pero el futuro también es cruel. Y ese futuro está reservado a la gente que tiene preparación, no followers. Y la preparación para ser CM es, en realidad, toda tu preparación personal, tal como la muestras en la vida real. Nadie es más listo, más agradable, ni tiene mayor convicción social por el hecho de que no se le vea la cara.
7.º Defender los productos de una determinada marca (sea Apple, Starlux o la madre que lo parió) por sistema es una gilipollez, sobre todo cuando esa marca no te da de comer. Tener criterio propio está muy de moda esta temporada. Bueno, en realidad nunca ha dejado de estar de moda en una personalidad con carisma.
8.º Derivado de lo anterior: es absurdo vivir por encima de tus posibilidades. Gastarse 500 chapos en un IPad cuando cobras 1000 euros al mes es un solemne gilipollez. Y punto. Recuerda que todos los productos de consumo tienen un periodo de prueba de 15 días. Todavía creo que lo puedes devolver.
9.º Intenta que en la Universidad Privada de Gloria Fuertes te den un curso de oratoria y otro de ortografía. Hablar bien en público, hoy en día, es un must. Y también el escribir con corrección. De lo contrario, te pueden pasar cosas como esta:
10.º Nunca supongas que tu interlocutor es bobo, querido. Ni en la vida real ni en la vida virtual. A algunos no nos gusta sacar el IPhone cuando tomamos copas, ni hablar un sábado por la noche de nuestro trabajo, porque lo que nos gusta, en realidad, es hacernos los tontitos, descojonarnos por dentro y después despotricar en un humilde blog que aunque no lea mucha gente me sirve para mantener a raya mi humildad, esa gran virtud que, para algunos, se está convirtiendo en una gran desconocida.
Y ahora, te agrego al facebook y te follow en el twitter. !) RUFIÁN
Denis Oppenheim
El sábado, de madrugada, murió Denis Oppenheim en su casa de Nueva York. Tenía 72 años.
Para quién no lo sepa, Denis Oppenheim fue el creador de un movimiento artístico, a caballo entre la escultura y la arquitectura, conocido como Land Art. Don Denis es un referente en el arte contemporáneo, y sus obras se encuentran en espacios urbanos de ciudades de medio mundo.
Pues bien, gracias a mi amigo jotaele, que es gustoso de quemarme cuando no tiene nada qué hacer, me llega un enlace a esto. Se trata de una especie de encuesta de un periódico local de Valladolid, una especie de encuesta acerca de esto otro:
Sí, señores, en Valladolid tienen una obra de Dennis Oppenheim. La obra lleva por título "Escenario para una película". Se instaló en 1998, en el paseo Zorrilla de Valladolid, y se entiende como un homenaje al cine. Y la pregunta a la encuesta era: ¿Qué le parece el monumento al cine?
Para evitarles mayores esfuerzos, les resumiré algunas de las perlitas que se daban por respuesta en dicho sondeo:
ABU FER: "Una mierda"
LUCIA AREAL: "El colmo del mal gusto, una obra sin gracia, una horterada, un prodigio de baratura, que lo quiten por dios"
GABRIELA: "Me parece un trabajo de un niño pequeño para el colegio... No tiene ni un mínimo de relación con el cine, que se supone que es lo que representa. Hay muchísimos artistas que seguramente hubiesen echo [sic] cosas más apropiadas"
SIN PALABRAS: "Aunque pasen 10 años más, ese "monumento" sera una autentica birria colocada en medio de la CALLE MAS IMPORTANTE de la ciudad y que no se merece estar sembrada de obras baratas como esa (...) [sic] "
Y no reproduzco más comentarios, porque se me cae la cara de vergüenza ajena.
Comprendo que el arte contemporáneo (que no moderno) es difícil a veces de entender, y admito que también hay mucho fraude en él. Pero poner en duda a Dennis Oppenheim a estas alturas me parece, sencillamente, una aberración. Los vallisoletanos deberían estar orgullosos de tener una obra como esa en Valladolid (aunque sea en su "calle más importante"). Y deberían aprender a defender lo suyo (sinceramente, a veces no entiendo muy bien la actitud de la gente de esta tierra y esa manía que tienen de tirar piedras sobre su propio tejado).
Otro comentario me llama la atención:
MARI: Pues marta, creo que no tiene nada que ver con el Mago de Oz, es más bien una peli de Chaplin que se llama "la quimera dorada" es la casa en la que se come el famoso zapato [sic] "
El comentario es en respuesta a otro comentario anterior, de una lectora llamada Marta, que dice que a ella le gusta el monumento, y que la referencia al cine se encuentra en El Mago de Oz.
Tengo que admitir que cuando yo vi el monumento también lo relacioné de inmediato con El Mago de Oz. Después de leer el comentario de Mari, he investigado el asunto. Y según se infiere de la propia página web de Dennis Oppenheim, no es una cosa ni la otra, o puede ser ambas. El monumento solo quiere trasladar la sensación de acción y movimiento del rodaje de una película, y el espectador es libre de pensar lo que quiera sobre el motivo de que la casa esté suspendida en el aire por una esquina.
En cualquier caso, creo que en Valladolid hay actuaciones urbanísticas que merecen una reprimenda mucho mayor que la que pueda tener cualquier obra del genial Dennis Oppenheim.
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